La traición de Wagner


ízala tú mi tumba


A Simónides, textigo



De no saber quién paga la memoria propia tuya, ni el delato de un cariño es simonía ni siniestro, ni relatar un muro que se ve invisible, ni la de un solo lado cinta que me ahogue. Se dice: publicar no es olvidar, es olvidar.

En tu pago te llaman, el amigo ficticio de los otros.

Pago pero te llamé, gratuidad cara empleada. Lo que desapareció puede ser solo. Sólo puede ser señalado. Señalado en la calle. Como. Como el que invirtió su cuerpo. En un salario diario. Primero definitivo. Más tarde antelado. Ya siendo permanente y postergado. Ya. Primero nunca. Más tarde antes. Comenzado ausente. Sido primero a su suerte. Vocalista de la desgracia enajena. Con el rigor de un avizor que mentirá. Mentirá la molienda de lo hospital hostil, carcaza estacada en carne. Que canta cobra y especula la entonación de un percepto de una roca dada puesta. Que pide. Pide narrar la historia general del sufrimiento. Previa a mí.



Atte.